Aunque soy poco dada a las palabras que revelan sentimientos, hoy me fue imposible comenzar el día laboral sin antes escribir algo sobre Emiliano Marmonti, con quien compartimos el trabajo cotidiano en los inicios del Proyecto de Enlace de Bibliotecas (PREBI), en el marco de la participación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en el Consorcio Iberoamericano para la Educación en Ciencia y Tecnología (ISTEC) y luego en el Servicio de Difusión de la Creación Intelectual (SEDICI).
A fines de 1996 comenzamos con el PREBI: el plural es excesivo. Yo trabajaba sola en una oficina en el entonces Departamento de Fisicomatemáticas de la Facultad de Ingeniería de la UNLP, departamento que hoy se llama de Ciencias Básicas y que se ha mudado del edificio hacia una nueva construcción. Viviana Juarez, matemática, que cumplía tareas en la secretaría del departamento, comenzó a trabajar por aquel tiempo a contraturno en el PREBI. Aprendimos a buscar referencias en unos pocos catálogos, mayoritariamente de Brasil, y a hacer y recibir solicitudes de intercambio bibliográfico vía FTP a través de una plataforma llamada ARIEL en el marco del proyecto Library Linkages (LIBLINK) de ISTEC.
En ese ámbito conocí a Emiliano en 1998 y a partir de ese momento empezó a colaborar en los aspectos informáticos con nosotros. Iniciado el 2000, ya viajábamos juntos a las reuniones de ISTEC y él, si mal no recuerdo, ya trabajaba además con el Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud (BIREME).
En una reunión de Asamblea General de ISTEC en 1998, como desde la UNLP y comparados con las grandes bibliotecas como las del CISTI, UNM o USP no podíamos ofrecer tanto al resto de los socios del consorcio en cuanto a bibliografía, se me ocurrió la loca idea de “hacer un software para estadísticas del intercambio”. En aquella asamblea me incorporé y dije frente al auditorio: “nosotros lo vamos a hacer”. Fue con Emiliano Marmonti programando y María Isabel Santoro (Bel) que comenzamos a pensar las características que debía tener dicho programa. Bel, que entonces trabajaba en la Universidad de Campinas (UNICAMP) en Brasil, vino a La Plata a discutir los lineamientos. A fines de 1999 tuvimos el primer Celsius, que no sólo daba estadísticas sino que llevaba adelante todo el intercambio de solicitudes.
En el 2000, en otra Asamblea General de ISTEC en el ITESM de Monterrey, Mexico, ví el proyecto de creación de un repositorio digital de las universidades paulistas, seguro Teresinha Coletta puede recordarlo. Al volver del viaje propuse a la UNLP crear un repositorio. Emiliano dirigió el desarrollo del primer software del repositorio SEDICI que se llamó Celsius-DL.
Por aquel entonces siempre sentía que Emiliano “era como mi espalda”. Fue parte de mi vida personal en momentos muy difíciles y me ayudó con lo mejor de sí mismo: él y Flavio Sosa, que, casual y terriblemente falleció en febrero de este año; tenemos mucha historia con ellos y con Carlos Nusch.
Emiliano estuvo muchos años con nosotros y luego, cosas de la vida, tomó otros rumbos y no nos comunicamos tanto ni tuvimos continuidad en la amistad; nos reencontramos en el comité de expertos del Sistema Nacional de Repositorios Digitales (SNRD), donde la gente lo estimaba por su apoyo constante a las bibliotecas y sus proyectos.
Este texto no es muy profesional, más bien es triste y personal, pero quiere dejar a la comunidad del PREBI-SEDICI de la UNLP y al ISTEC, unas líneas que reconozcan y recuerden el mérito personal, la incondicionalidad de Emiliano y, por supuesto todo lo que significó como persona y profesional para nosotros.
Ya nos reencontraremos, Emiliano, para retomar la conversación pendiente.
Marisa De Giusti y todo el equipo de PREBI-SEDICI e ISTEC